miércoles, 21 de octubre de 2020

La última cinta [Cuento de ciencia ficción]

 

La última cinta



Sábado 6 de marzo. 3:30 pm. Año 2060.

Hola a todos, espero que esto se esté grabando.

Muchos dicen que el virus fue creado en un laboratorio, para poder al fin controlar a la gente. Otros, tienen mayor fe en la Humanidad y se inclinan a opinar que solo fue una mutación desafortunada de una sepa ya existente. Los animales escasean en este siglo, así que atacar a los humanos habrá sido, para el virus, la opción más lógica. Algunos, más conspiradores, sospechan que el virus ni siquiera existe realmente. Poco importa ya, la verdad, porque sea como sea que haya entrado a nuestras vidas, está claro que este virus no se irá tan pronto como llegó.

No puedo respirar. Hace tanto que no respiro adecuadamente. Cada movimiento de inhalación o de exhalación es una tortura. Tampoco veo a otro ser humano desde hace tiempo. No me apetece, de todas formas. Por suerte, el teletrabajo nos ahorra el disgusto.

¿Quién querría vernos ahora? Ante el fracaso de las medidas preventivas contra el virus respiratorio, los gobiernos del mundo decidieron que los barbijos eran ridículos. Pero tampoco tenían aun una cura. Una bien hecha al menos. Así que decidieron tomar el consejo del empresario e inventor León Gauss, y nos destrozaron el sistema respiratorio. Nos lo modernizaron, dirían ellos. Nuestra boca y nariz ahora está cubierta por una semiesfera de vidrio. Nuestras vías respiratorias estan ocupadas por tubos del mismo material, para estar seguros de que, si el virus entrara por la nariz, se detuviera en los filtros dispuestos en esos artefactos... En nuestras espaldas, unidos quirúrgicamente, tanques de oxigeno que se cargan una vez a la semana. Los mismos se conectan con la semiesfera y llenan los tubos. Solo así se permite respirar. Y cuando digo solo así, me refiero a que si nos negábamos a usar este sistema, simplemente nos asesinaban. Aun me arrepiento de no haber dejado que me mataran de esa forma. Vivo con terror de respirar demasiado profundo, de chocar o golpearme con algo, porque  cualquier movimiento torpe podría reventar los tubos en mi interior. Ya he visto pasarle esto a algunos compañeros de trabajo. Por eso es que nos mandaron nuevamente a nuestras casas, porque aunque el invento parecía infalible, nos hizo más frágiles.

Mientras tanto, los precios de los alimentos y otros bienes vitales han subido cada día más. Solo compramos lo mínimo para sobrevivir. Ante nuestras llamadas y correos electrónicos de protestas, las autoridades políticas solo han salido a dar mensajes tranquilizadores y motivadores en los canales de televisión. Ellos si se ven cómodos con el invento de León. Demasiado cómodos. Tengo fuertes sospechas de que ni siquiera están conectados realmente. Pero aun si fuera cierto, y nosotros lo supiéramos, ¿qué podríamos hacer al respecto?

Ellos lo saben. Saben que no podremos salir a protestas a las calles. Se acabaron las revueltas. ¿Quién se va a arriesgar a que un policía reviente su garrote contra nuestro frágil sistema respiratorio? Nadie, por supuesto. Tampoco yo. Y me avergüenza. Yo podría hacerlo, porque decidí que voy a morir, de todos modos. Cuando apague la cámara, voy a subir a la terraza del edificio, y arrojarme desde lo más alto. Pero antes de eso, quería que lo supieran. Nos han privado incluso del derecho a respirar a nuestro modo. No lo soporto más. Y si alguien del futuro ve esta cinta… Bueno, espero que las cosas hayan cambiado. Que sean más valientes que yo.

Sábado 29 de diciembre. 8:00 pm. Año 2065

Aun queda cinta. Eso es bueno.

Soy yo, otra vez. No lo logré. No pude saltar y acabar con mi miseria. Lo siento. Me avergüenzo de mi mismo. Por eso es que tampoco regresé a grabar en todo este tiempo. Pensé en dejar la cinta como estaba, y que la gente del futuro pensara que sí tuve el valor. Bueno, ahora sabrán que soy un cobarde. Prefiero esto. Vivir cuidando mis estúpidos tubos e cristal. Vivir moviéndome como un autómata. Pensar solo en sobrevivir hasta el día siguiente. Pero, ¿qué es más cobarde al fin? ¿Soportar esto o acabar con mi vida de una vez? Creo que nadie podría decirlo con certeza, así que yo tampoco.

Pero basta de hablar de mí y mi patética existencia. Tengo noticias. Después de muchos años sin tener novedades semejantes, finalmente han dado con una cura aparentemente funcional. La han probado con criminales y sus cuerpos parecen responder bien. No se escandalicen acerca de las pruebas en humanos, ya explique hace un tiempo que casi ya no quedan animales. En fin, la cura tiene que pasar varias pruebas más antes de que se apruebe su aplicación en grandes números de personas. Valió la pena aguantar un poco más, ¿verdad?

Dicen que la vacuna se insertará en un microchip, en nuestro corazón, de forma que no pueda ser removida sin que la persona muera en el intento. Dicen que desde allí liberará la sustancia que nos mantendrá sanos. Si funciona, nos quitarán los tubos y el tanque.

También liberará una sustancia tranquilizante si detecta que nuestro ritmo cardiaco aumenta por estrés, ansiedad o miedo. Unos pocos locos dicen que solo es una forma más de controlarnos. Pero, ¿verdad que no? ¿De qué se supone que tendríamos miedo, si acabamos con el virus?  ¿De qué teníamos miedo antes de eso? Ya no recuerdo.

13 comentarios:

  1. La pandemia ha dado para todo. Como en tu cuento, uno ya no sabe que creer. Buen relato. Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La incertidumbre de estos tiempos hace dudar de todo... Muchas gracias

      Eliminar
  2. Cuanto se habla y cuánto miedo nos meten en el cuerpo ...en estos tiempos todos sacan provecho de la crisis y contra mas pase el tiempo mucho más. Vivamos el dia a dia y que sea lo que tenga que ser,pero mientras disfrutemos de los que tenemos al lado y digamos mucho te quieros que eso hace falta. Un buen texto. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien dicho, porque la vida sigue pasando en tanto. Un abrazo!

      Eliminar
  3. Muy interesante relato que bien podría suceder en un futuro, la situación actual es complicada no se sabe de donde apareció el virus. Cada quien tiene su teoría y mientras. La gente sigue muriendo y el miedo triunfando sobre el amor

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esperemos que esa tendencia se revierta al fin. Gracias por tu comentario, Jorge

      Eliminar
  4. me ha gustado mucho, has conseguido muy bien el aire epistolar postapocaliptico. Aqui al menos, no llegaremos a tanto, mas que nada porque no hay dinero para operar a toda la poblacion. votarian por internet, asi que reeleccion asegurada. que mas pueden pedir? Aqui hoy ya han decretado toque de queda para seis meses, creo que no falta mucho para que la gente (gente diferente de los jovenes) empiece a desobedecer
    Bessosss Ayelen

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Gabiliante! Me alegra que te gustara mi relato. Diría que aquí tampoco sobran los recursos para hacer algo así, pero nunca falta dinero ara la represión.

      Eliminar
  5. que pasó?
    te rendiste?
    hace dos meses que no pude atender en los blogs, y cuando vuelvo aun no has vuelto a escribir. hace falta sangre joven por aqui, para que los menos jóvenes comprendamos otros puntos de vista. creo que me he tomado demasiadas libertades en este comentario, espero que no te molestes. y sobre todo espero que estés bien
    besosss

    ResponderEliminar