lunes, 14 de octubre de 2024

Oda a mi ternura

 A veces me veo a mi misma en el maligno espejo que tenemos todos en nuestra mente. Me encuentro hosca, tímida, enojada. Tal vez haya en mi ojos algo de amor y calidez, pero debería acercarme para encontrarlo. De modo que tengo que hacer algo para encontrarlo. ¿encontrar que, ustedes dirán? La ternura. En algún lugar ha de estar. 

Tal vez la encuentre viajando en el tiempo. Y la encuentro, en los recuerdos mas inmediatos, en un chico de ojos verdes que me lleva de la mano por plazas y jardines y series y bandas y películas y por Rosario. Tanto que agradecer, tanto que sanar. 

¿Una taza de tè puede transmitir ternura?  Pues sì lo hace, acompañado de montones de fotocopias, resaltadores y una computadora, junto a un par de chicas amables, compañeras y cercanas, que me abrieron los brazos de su grupo sin dudarlo.

Pero sigo buscando, y la encuentro en las noches desveladas, en las horas ¿perdidas? ganadas sentada frente a un monitor, hablando por horas con amigos de otras ciudades, otras provincias, otros países. Allí aprendo cosas importantes y no tantas. Pero la principal, es que la amistad es mágica.

Escarbando un poco más, en mi adultez temprana, aparece mi primer amor. Con él, mi primer beso. Un rio nos separa y a veces me pregunto que será de él. No es el amor lo que lo llama, ese ya se ha extinguido en el tiempo. Pero la nostalgia me invade y se lo pregunta. Si lees esto, espero que estés bien. De todo corazón.

Viajo aun mas en el tiempo y me encuentro la ternura  tomando una chocolatada con vainillas con un hermano y un mejor amigo. En la tele, "Los caballeros del Zodíaco" (¿y si los sueños se van? El Cosmos te guiara)  A veces también sonaba la música de Queen

¿Unos 10 años en el pasado? No lo se con claridad, pero ahí voy yo, sentada en la bicicleta cromada que maneja una de mis hermanas mayores. Estamos andando por la rotonda y las sombras de los arboles juegan en el camino, y el viento silba en mi pelo y me hace sentir en otro lugar, Cierro los ojos y dejo que el aire me acaricie.

No me rindo, debe haber mas ternura en otros lugares y en otras historias. Siento el agua cristalina de los arroyos de Córdoba rodeándome los tobillos, veo un flotador en forma de pez rosado rodeando mi cintura y entiendo que tengo 8 años y estoy de viaje con ellos mis hermanos. 

Pero la ternura no solo tendrá que ver con humanos. Correr por un campo junto a mis perros, algo tan maravilloso que todo niño debería experimentar. Pasear un caniche en una plaza de Palermo. Dormir abrazada a un gato.

¿Y si viajo cinco años otra vez? Una tonta tradición me lleva a envolver el regalo mas antiguo de los adornos de mi mama, y regalárselo una, dos, diez veces. Y a cada vez ella lo abrirá, con la misma sorpresa e ilusión de siempre. 

Viajar al pasado cansa, así que vuelvo con la ilusión recargada, segura de que puedo encontrar mas ternuras. Y las encuentro.

En un grupo de hombres, mujeres, jóvenes y niños que se reúnen  (yo incluida) a cantar alabanzas para Dios, a testificar su poder y a dar entendimiento a su palabra. El amor esta en cada abrazo, cada apretón de manos y en cada nota que sale de los instrumentos de la banda y la orquesta. Porque nada en este mundo se compara a lo hermoso de  servirle a Él. 

Y la encuentro en ellas, mujeres extraordinarias de alas violetas que me abrazan, me dan un mate y me invitan a sentarme en una ronda y ser parte. SER PARTE. Porque la salida es colectiva.

También encuentro la ternura en una voz chiquita que me llama "seño" o "profe" .

Si había ternura en mi hermanos, la habrá pero duplicada en mis sobrinos. Los mayores, ya casi una mujer y un hombre. La pequeña adolescente y el mas chiquito. 

Y en la amistad del chico de ojos verdes, con el que compartimos ahora cosas de amigos e interminables meriendas y charlas. 

¿Y en la soledad? ¿Hay ternura? Sí. En la soledad de una habitación mientras rasgueo mi posiblemente desafinado ukelele, aprendiendo lo que es un traste, un acorde, y la digitación.

Y en la intimidad de mi relaciòn con Dios aquella que solo conocemos Él y yo


Busca tu propia ternura, podrás encontrarla. Y aférrate a ella.




3 comentarios:

  1. Buenos días, tu texto emana ternura por todos los sitios. Ella está dentro de ti, y asi la transmites. En todas las cosas que vemos a diario la ternura existe porque ella está en la mirada de quien la ve.
    Un beso y un día tierno como tú lo sientes dentro de ti.

    ResponderEliminar
  2. Asumes en el texto, la manera como puede acercarse el ser humano a la ternura, que como lo dices no proviene sólamente de los humano, sino también de las cosas y del mundo natural, de momentos de instantes. UN abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
  3. Qué hermoso fue leer éste texto. Gracias por dejarme ser parte de algunos ratitos de tu vida.

    ResponderEliminar